jueves, 8 de junio de 2017

De porque las mujeres no se subestiman





Victoria Kent Siano (Málaga, 6 de marzo de 1891-Nueva York, 25 de septiembre de 1987) fue una abogada y política republicana española. Fue la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid, en 1925, durante la dictadura de Primo de Rivera,1​ la segunda de España, tras Ascensión Chirivella Marín (que se colegió en Valencia en 1922) y la primera mujer del mundo que ejerció como abogada ante un tribunal militar.  

https://es.wikipedia.org/wiki/Victoria_Kent



Nacida en Málaga, vivió allí hasta 1917, criada por su padre, José Kent Román (comerciante de tejidos), y su madre, María Siano González, que ejercía como ama de casa. Sus padres, de talante liberal y mentalidad más abierta de lo habitual, le permitieron estudiar Magisterio en Málaga y matricularse luego en Derecho de la Universidad Central de Madrid.

En cuanto a su fecha de nacimiento, aún a día de hoy se duda de la exactitud de la misma. La más barajada es el 6 de marzo de 1891,2​3​ pero no se puede asegurar puesto que la misma Kent cambió dicha fecha por la de 1897 y 18824​ en documentos variados fechados desde su llegada a Madrid. Incluso se la sitúa en 1898. Entre las razones de ello se aducen «exigencias de tipo académico» o incluso «coquetería».4​

En 1906 ingresó en la escuela de magisterio de Málaga donde ya dos profesoras feministas le influyen: Suceso Luengo y Teresa Aspiazu.4​

En 1917 marchó a la capital para estudiar Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros, donde fue bien recibida gracias al apoyo de su madre y los contactos de su padre. Se instaló en la Residencia de Señoritas de Madrid, dirigida en ese entonces por María de Maeztu, mujer que influyó notablemente en Victoria debido a su personalidad.5​

En 1920 ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad Central, cursando la carrera como alumna no oficial y recibiendo clases de profesores como Jiménez de Asúa o Felipe Sánchez-Román. Se licenciará en junio de 1924 y se colegia en enero del siguiente año, realizando sus primeras intervenciones como abogada defensora ante los tribunales. Ya en 1931 se haría un nombre al defender ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina a Álvaro de Albornoz, miembro del Comité Revolucionario Republicano. Se había visto detenido y procesado -junto a muchos de los que más tarde formarían el Gobierno provisional de la República- debido al fracaso de la Sublevación de Jaca, sucedido en diciembre de 1930. Así, sería la primera mujer en intervenir ante un tribunal de guerra logrando, además, la libertad del detenido. Sería elegida en 1931 miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y, en 1933, de la Asociación Internacional de Leyes Penales de Ginebra.

Además de dedicarse a la abogacía, abrirá un bufete de abogados especializado en Derecho Laboral -siendo la primera mujer en España en lograr esto-, situado en la calle Marqués del Riscal nº 5. También ejercerá como asesora jurídica del Sindicato Nacional Ferroviario y de la Confederación nacional de Pósitos Marítimos, llegando a presidir en 1927 el primer Congreso de Cooperativas en España.

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